Con tantas cosas en la cabeza, y con tan poco tiempo que he tenido para mi, había olvidado platicarles de una triste pérdida.
El año pasado estaba muy entusiasmada con eso de las fiestas decembrinas, con el humor y deseo de decorar la casa, así que me compré un reno de alambre y un trineo con un Santa, esto lleno de luces, para ponerlos en el techo.
Ahí estaban muy coquetos en la azotea, y pasaron varios días alegrando la vista. Pero una tarde, al regresar del trabajo, miramos hacia el techo y que no había nada, ni trineo, ni santa, ni reno (se adelantó la Navidad, pensé yo, seguro se habrían ido a repartir los juguetes). Pues subimos de inmediato a la azotea, y cual fue nuestra sorpresa al ver que el reno no estaba, el trineo con el santa estaban tirados, pero el reno, ni sus luces.
Total es que tuvimos que aceptar el hecho de que ese reno se sintíó demasiado solo (faltaban los otros 6 renos), y pues decidió ir a buscarlos, pero no se fijó bien y cayó por el tejado hasta la calle, donde un buen samaritano lo recogió y se lo llevó a su casa (para curarlo, claro está).
Creemos que el viento azotó muy fuerte que no resistió el peso que le habíamos puesto y cayó hacia la calle, y pues alguien que pasó se lo llevó muy contento, así que ya mejor quitamos el trineo y el santa y nuevamente quedó el techo en oscuridad, claro, guardando luto al pequeño reno.
Mis condolencias por la ausencia de tan tierno muñequito. Solo espero que haya ido a una familia que le quiera tanto como vosotros. Quien sabe si cuando llegue la navidad te lo encuentras adornando algun balcón del vecindario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja xD
ResponderEliminarPobre reno... Cuando dentro de poco me mude a vivir sola, intentaré adornar mi casa para la navidad :)
Igual un golpe de viento lo tira de otro tejado y aparece igual que desapareció :)
ResponderEliminarBesos
Una historia que desprende ternura, amiga
ResponderEliminarMe encanto
Un abrazo